miércoles, 5 de mayo de 2010

Los saberes de mis estudiantes

ENTRE LA DOCENCIA Y MI PROFESIÓN.

Por principio de cuentas yo soy Ingeniero Químico Industrial, titulado, egresado del Instituto Politécnico Nacional, de la generación 1985-1990. Ingresé a esa carrera, ya que siempre me gustó la forma en la que la materia se transforma. Desgraciada o afortunadamente, no trabajé de manera formal en alguna industria, por lo que cuando, egresé, mi experiencia era mínima, lo cual me impidió ingresar rápidamente al campo laboral.
Luego de mucho buscar empleo, y ya que no podía montar mi propia empresa por falta de recursos financieros, encontré un trabajo en el H. Ayuntamiento de Coacalco, en el Estado de México. Estuve trabajando allí por dos años, durante los cuales, la secretaria que me ayudaba me insistía que buscara un trabajo más estable, y que ella sabía de una escuela en la que estaban solicitando profesores. Luego de mucho pensarlo, me decidí a ir a probar suerte en agosto de 1991, con la sorpresa de que inmediatamente se envió mi propuesta al Gobierno de Estado de México, como profesor de 20 horas en el turno matutino. Un día después, se me propusieron otras 20 horas en el turno vespertino, que son las horas que tengo hasta la fecha.
Llegué por casualidad a la docencia, pero al pasar el tiempo, me agradó mucho esta actividad y ya no la quise cambiar por otra: a fin de cuentas, uno de los perfiles de egreso de mi carrera es la docencia.
Cuando observo a mis compañeros de otros niveles educativos, no los envidio de ninguna manera, ya que he impartido clases tanto a nivel secundaria como en superior, y siento que los muchachos no son tan nobles como en el bachillerato, además de que en este nivel es posible impartir conocimientos, reforzar valores y guiar en una etapa muy importante de definición de la personalidad de los estudiantes. Yo no llego todos los días a un trabajo remunerado, sino a un lugar al que voy a divertirme: no es lo mismo divertirse que hacer fiesta. Mis actividades las realizo con la mentalidad de que son algo lúdico y no algo impuesto, tedioso o rutinario. Siempre se viven situaciones nuevas y ni un solo día es igual al otro.
En toda actividad que se realice en la vida, se tienen tanto satisfacciones como descontentos. Una de las principales satisfacciones, es cuando llegan algunos muchachos ya egresados a visitarme y mencionan que tanto los conocimientos, como los valores que le inculqué, les han servido mucho para su vida cotidiana: estos comentarios hacen que valga la pena todos los esfuerzos y sinsabores que trae consigo la docencia. No cabe duda de que las situaciones de la vida no son perfectas, y siempre tiene que haber algo que no es agradable, como por ejemplo, cuando uno tiene que bregar con alumnos que no tienen la menor intención de estudiar, o por lo menos de trabajar ni en las clases ni en su casa: gente que no toca un cuaderno fuera de la escuela y que hasta les molesta que se les reclame por ello; algunas partes del sistema educativo en general, que propician el conformismo de los estudiantes, como por ejemplo, por mencionar una de ellas, la de no poder asignar calificaciones menores a cinco, ya que, como ellos hacen sus cuentas, solo necesitarían un siete para aprobar. Se les ha insistido que solo pasar no es suficiente para sus aspiraciones, pero algunos de ellos tienen tan pocas, que con eso se conforman.
Es en general lo que puedo relatar acerca de mi experiencia de 18 años como docente: con sus altas y sus bajas, pero es una profesión muy interesante y en ocasiones hasta excitante.



EL SER Y HACER DOCENTE.

Todos tenemos diferentes formas de percibir la educación, sin embargo, hay situaciones y factores que tenemos en común todos los que nos dedicamos a la docencia.
Nos enfrentamos a varias problemáticas, como la burocracia excesiva: en ocasiones las autoridades educativas nos encomiendan más proyectos que horas de clase, innumerables comisiones a diversas actividades que nos quitan tiempo frente a los grupos, papeles y más papeles que llenar, que en su mayoría resultan repetitivos o inútiles para nuestras labores, o los casos en los que se necesita que la Institución nos facilite algún material para nuestro trabajo, y hay que llenar varios formatos, para que, al final, nos digan que nos lo pueden prestar cuando ya no lo necesitamos.
Por otro lado, el Sistema Educativo (por lo menos en el Estado de México) nos está orillando a producir cantidad y no calidad de alumnos, por medio de algunos cambios, como colocar una calificación mínima de cinco, aunque el muchacho no haya hecho absolutamente nada en el bimestre o en el semestre completo, o que ya no importe si el estudiante viene o no a la escuela; en resumen, no quieren alumnos reprobados, aunque lo merezcan. Yo he sufrido la intransigencia y prepotencia de las autoridades con motivo de esta situación, ya que algunos no entienden que al estar por delante la calidad y el empeño de los muchachos, lo demás se logra por añadidura.
Los alumnos en ocasiones (agradezco que no siempre y no todos), son sumamente conformistas y lo único que quieren es aprobar la materia: como sea, pero no reprobar. Además, éstos cuentan con el Sistema que los protege si no hacen nada o lo hacen mal. Algunos ni siquiera ponen atención a las clases, y uno no puede hacer nada, ya que ha habido ocasiones en que se colocan en la actitud retadora de “Enséñeme si puede”.
Muchos padres de familia a veces no apoyan en la instrucción de sus hijos, ya que no tienen tiempo ni para hablar con ellos, menos para estar al tanto de cómo van en la escuela o para revisar si hicieron sus trabajos extraclase.
La sociedad requiere más mano de obra barata para manipular repetidamente máquinas y no gente pensante que cree y modifique procesos.
Lo preocupante es que los profesores nos dejamos llevar por todo o anterior, y a veces nos da igual si damos bien nuestras clases o hasta si las damos, prefiriendo hacer otras cosas, ya que si los alumnos no quieren estudiar, por qué nosotros nos tenemos que desgastar preparando clases y dando lo mejor de nosotros.
A pesar de todo, la nuestra es una profesión muy satisfactoria, no en el ámbito económico, sino en el moral, ya que, a qué profesor no le agrada que, luego de algunos años de haberle dado clases a algunas personas, éstas lleguen a decirnos que ya tienen un título universitario y que su empleo es lo que siempre quisieron, todo gracias a nosotros, o que nos recuerden por las cosas que les dijimos o por los buenos ejemplos que les dimos.
Creo que, en general, a pesar de todos nuestros problemas, la gran mayoría de nosotros tratamos de solucionarlos con nuestros propios medios y capacidades, poniendo lo que está de nuestra parte, ya que, lo que no depende de nosotros, difícilmente podremos solucionarlo. Tratamos de cumplir con toda la reglamentación y, sobre todo, con nuestras obligaciones a cabalidad.

2 comentarios:

  1. Mi querido Profr Gerardo:
    Felicidades por que ha logrado lo que no esperaba, compartanos un poco más sobre su experiencia vivida con sus estudiantes, lo de usted esta muy bien.
    En la actualidad la reforma esta ya presente, ¿como ser mejores docentes?,¿cuál es la escencia de ser un buen docente?, ¿cómo lograr calidad en los estudiantes?, hjat mucho que compartir.
    Exito...

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  2. Estimado Domingo:

    Antes que nada, tengo que expresar que ha sido un verdadero placer trabajar contigo en la Especialidad en Competencias docentes para la Educación Media Superior. Espero que sea de mucho provecho para tí y de enorme trascendencia para tus alumnos.

    De lo que he leído en tu blog, cabe la pena resaltar algunos valores que, en mi opinión, considero como universales para los docentes de cualquier nivel educativo. Por un lado, la dedicación a este nivel tan difícil, pero tan bonito a la vez, como es el bachillerato; tal dedicación es lo que a algunos nos gusta llamar "vocación". Por otro lado, disfrutar nuestro trabajo docente, "divertirse" como tú lo llamas; trabajar y disfrutar, ¿qué más podemos pedir?. Y, por último, educar para trascender; nuestro trabajo docente está orientado no solamente al aprendizaje de algunos contenidos académicos sino a la formación que sirve para la vida.

    Agradezco que nos hayas compartido algo de tu experiencia.

    Saludos y hasta pronto.

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